Caldeirada de pulpo


Si compramos un pulpo fresco la tradición manda que debe mazarse dándole una paliza de 33 golpes sobre una superficie dura como por ejemplo las rocas de la playa. Menos mal que otra opción es congelar el pulpo, se introduce en el congelador como mínimo durante tres días, y así con la congelación se rompen las fibras lo que contribuye a que el pulpo este más tierno una vez cocido.




1 pulpo de 2 kilos
600 g de patatas
1 cebolla
3 dientes de ajo
1 cucharada de pimentón dulce
aceite de oliva
laurel
sal



Se limpia el pulpo y se congela como mínimo durante tres días, para ablandarlo.
Una vez descongelado lo metemos en agua y lavamos bien bajo el grifo, para eliminar la gelatina que cubre la piel.
Se pone una olla al fuego con agua abundante, la cebolla, sal y laurel. Cuando comience a hervir se introduce en el agua sumergiéndolo y levantándolo del agua hirviendo tres veces seguidas. Tras esta operación veremos que los tentáculos se quedan rizados. Dejamos entonces que el pulpo quede sumergido en el agua hasta que comience a hervir de nuevo, cuando esto ocurra contaremos aproximadamente 30-35 minutos o hasta que se pueda insertar la punta del cuchillo en la base de las patas sin problema. No conviene cocerlo en exceso ya que perdería la piel y los botones. Apagar el fuego y dejar reposar unos minutos dentro del agua. Se retira y escurre.
En la misma agua de cocción se ponen las patatas troceadas a cocer hasta que queden tiernas.
En una sartén doramos los ajos cortados en el aceite, la apartamos del fuego para que enfríe un poco y le añadimos el pimentón sin dejar de remover.
En una fuente ponemos primero las patatas, luego el pulpo cortado con tijeras, y le agregamos la ajada por encima.